Las tan temidas patas de gallo, son arrugas que nacen desde el vértice exterior de los ojos para extenderse en forma radial hacia las sienes, generando en el rostro un aspecto derruido y cansado. La principal causa de su aparición tiene que ver con la tensión de los músculos presentes en la zona ocular, fenómeno que se acentúa naturalmente con el correr de los años. Otro factor a mencionar, más bien de carácter secundario, es la excesiva exposición al sol.
Afortunadamente, la medicina estética ha encontrado en la aplicación de botox, una respuesta ideal para corregir este tipo de imperfección facial.
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